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En tiempos de guerra Historias

Mujeres en las Fuerzas Armadas: Liana se hizo médico de combate en la unidad de artillería cuando solo tenia 18

Desde los primeros días de la guerra de Rusia contra Ucrania en 2014, las mujeres han engrosado las filas del ejército ucraniano y de los batallones de voluntarios. Y en noviembre de 2022, casi 60.000 sirven y trabajan en las Fuerzas Armadas de Ucrania, de las cuales unas 5.000 están en primera línea.

Liana es médico en el servicio médico ULF de la unidad especial «Lobos Da Vinci» de las Fuerzas Armadas de Ucrania. La joven tiene ahora 24 años, pero ingresó en la unidad de artillería hace seis. «Durante la guerra me creé una nueva zona de confort», dice Liana. Esta es su historia.

Foto: Servicio de prensa de la unidad especial “Lobos Da Vinci” de las Fuerzas Armadas de Ucrania

Liana tiene 24 años. Casi todos los miembros de su familia eran educadores, desde su bisabuelo hasta su madre. Liana eligió un camino diferente e ingresó en una facultad de medicina después de la escuela. “Si la medicina no es para mí, al menos será útil”, pensó la chica.

En 2016, tras realizar unas prácticas de pre diploma y obtener el título de médico, Liana se incorporó a las filas de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

«Si no hubiera tenido formación médica, nunca habría tomado esta decisión. Además, me pidieron que me alistara: decían que hacían falta médicos y que no había ayuda suficiente.»

Pero yo no tenía ni idea de cómo era el ejército ni de lo que me esperaba. Simplemente fui al Comisariado Militar -de todos modos, tenía que estar inscrito en el ejército-. Me preguntaron si iría al este a luchar. Dije que sí, y rápidamente me llevaron allí», cuenta el médico.

Cuando empezó la guerra, Liana tenía 16 años. La chica no recuerda con mucha claridad la ocupación rusa de Crimea y la invasión de las regiones de Donetsk y Luhansk. Su conciencia se negó a percibir y comprender aquellos acontecimientos, sólo quedaron fragmentos impresos en su memoria.

«Llegas a casa de las clases, pones las noticias de la tele y no entiendes cómo puede haber una guerra a 200 kilómetros de tu casa», dice la chica.

Al cabo de un tiempo, los amigos de Liana fueron a la guerra como voluntarios. Uno a uno, fueron muriendo.

«Soy una verdadera patriota. Nunca he pensado en abandonar Ucrania. Entonces cogí la sexta oleada de movilización. Cuando llegué a la unidad, me tuvieron allí medio día. Todos tenían una sola pregunta: «¿Dónde ponemos a esta niña?». recuerda Liana.

En aquella época, la niña tenía 18 años y ninguna experiencia de combate. Liana se hizo médico de combate en la unidad de artillería, pero desde el principio quiso alistarse en la infantería. Más tarde, lo consiguió. La dirección era la región de Donetsk, concretamente Mariinka, Popasna y Chermalyk. Liana formó parte del batallón «Donbas». Allí tuvo su primera experiencia de combate, los primeros heridos y los primeros muertos.

Foto: Servicio de prensa de la unidad especial “Lobos Da Vinci” de las Fuerzas Armadas de Ucrania

«Cuando me alisté en el ejército, dejé mi zona de confort en casa y creé una nueva durante la guerra. Cuando volví a casa, la transición se repitió. No entendía a la gente, a veces me molestaban con su ignorancia del hecho de que había una guerra. Intentaba no mencionar que había servido en el ejército porque las reacciones eran diferentes», cuenta.

Con el tiempo, se acostumbró de nuevo a la vida civil: Liana trabajó en una clínica y luego empezó a practicar la cosmetología.

«Soñaba con ello. Me decía a mí misma: «2022 será el mejor año». Empecé a obtener beneficios y a ampliar mi clientela. Creía que todo saldría bien a ese ritmo. Hice cursos y planeé viajes: el 24 de febrero tenía que irme de vacaciones», dice la militar.

Un mes antes de los acontecimientos, decía en broma a sus amigos que necesitaba comprarse un nuevo uniforme militar. Al mismo tiempo, no creía en estas palabras.

«Tardé mucho tiempo en decidirme a volver al frente. Durante la primera semana y media después del 24 de febrero, no podía entender todo lo que estaba pasando, estaba estresada», dice la chica.

Más tarde, empezó a trabajar con civiles en una ambulancia, pero enseguida sintió que no hacía lo suficiente. Este sentimiento la abrumó de la misma manera que en 2016. La chica se alistó en el servicio médico «ULF» de la unidad especial «Lobos Da Vinci». Ahora la vida de los militares ucranianos depende del trabajo de Liana: evacua y transporta a los heridos al hospital.

Foto: Servicio de prensa de la unidad especial “Lobos Da Vinci” de las Fuerzas Armadas de Ucrania

«Todo es sencillo con los muertos», dice con calma. «Es una pena, nada más. Este es mi trabajo, y en el trabajo pasan cosas así. Ahora veo a muchas personas que pasan por esta experiencia por primera vez. Sin duda son diferentes de los que ya han visto antes la realidad de la guerra», dice la militar.

Liana busca la devolución de los territorios temporalmente ocupados y que se haga justicia por todos los crímenes cometidos por Rusia.

Traducido por Anastasiia Belanova